Introducción
Las realidades que viven en los últimos años muchas escuelas secundarias públicas de la provincia de Buenos Aires, se caracterizan por la escasez de materiales didácticos en el área de artística para la especialidad de música. Con ello, la calidad educativa que reciben los estudiantes tiende a la degradación más que al enriquecimiento. En muchos casos, se hace difícil sólamente disponer de un equipo de audio para desarrollar las actividades relacionadas con la audición y la recepción de la música. Más difícil aún, es contar con instrumentos musicales para concretar producciones musicales con los estudiantes. La mayoría de las veces, en pos de una mejor calidad educativa, los docentes nos vemos obligados a cubrir estas carencias proveyendo los materiales necesarios, asumiendo los gastos, y a comprometer nuestros propios instrumentos. Rara vez podemos contar con los aportes de los estudiantes, ya que, la gran mayoría de ellos, provienen de familias que no disponen de recursos económicos para solventar estos requerimientos.
Por otro lado, dentro de las comunidades educativas que asisten a las escuelas, existen muchos adolescentes que evidencian su cercanía con las culturas originarias. Estas evidencias, que se manifiestan a través de los rasgos en sus rostros o por los lugares de procedencia de sus familias, ya sean asumidas o negadas por ellos mismos, causan, en todos los casos, la discriminación y el mal trato de sus compañeros. Estas problemáticas que sufren los estudiantes en las escuelas secundarias y otras que les toca vivir fuera de ellas son producto del sistema en el que vivimos. Sus adolescencias transcurren dentro de un sistema que, entre muchas otras características negativas, precariza la educación pública, invisibiliza a las culturas originarias, destruye el medio natural en el que se desarrolla la vida del ser humano y transmite una cultura que fomenta lo individual por sobre lo colectivo, que estima el interés personal por sobre lo solidario y que enseña el egoísmo en vez de la reciprocidad.
La convicción y la necesidad de generar una reacción a estas realidades desde mi lugar de educador sumada a una fuerte motivación personal, causada por experiencias vividas al presenciar intervenciones de bandas de sikuris en la quebrada de Humahuaca, son los disparadores que me llevaron a poner la mirada en el siku y, a través de él, aspirar a construir una respuesta concreta frente a estas problemáticas.
El proyecto
Aires jóvenes de vientos antiguos es un proyecto educativo pensado para trabajar en escuelas públicas, con adolescentes que cursen el segundo o el tercer año del nivel secundario. Consiste, básicamente, en la construcción de un siku por cada estudiante utilizando caños de PVC. Con este instrumento, de costo accesible para los estudiantes y a la vez de calidad aceptable para su uso didáctico, se logra resolver la necesidad de un elemento didáctico esencial para la práctica musical en la escuela.
Por otro lado, esta propuesta pretende enriquecer la formación ética de los adolescentes (art. 30 inciso a, de la ley N° 26.206 de educación nacional). Al respecto, creo fervientemente que es necesaria la transmisión de valores que contribuyan a la transformación de esta sociedad, a partir de la transformación del ser humano. Por ello, tanto la fabricación del instrumento como la ejecución musical con el mismo, se hace en forma grupal para destacar y poner en práctica el valor del esfuerzo conjunto por alcanzar un objetivo común. El valor del trabajo comunitario no es para nada ajeno a la esencia del siku, así como tampoco lo es el valor de lo recíproco. Los dos tipos de instrumentos, ira y arka, se deben reciprocidad a la hora de tocar música. No se puede lograr este objetivo sin la acción coordinada y complementada de ambos instrumentos, ni se puede lograr este objetivo sin la acción coordinada y complementada de sus ejecutantes. Transmitir y fortalecer estos valores en los adolescentes proyectará una sociedad que desarrolle su existencia en armonía dentro de sí misma y donde prevalezca lo comunitario por sobre lo individual, la solidaridad por sobre el interés personal y la reciprocidad por sobre egoísmo.
Además, al investigar sobre el contexto cultural del siku, nos adentramos en la cultura de los pueblos originarios andinos, entonces, el siku es también la puerta de entrada para conocer las culturas originarias. Conocer sobre ellas conduce a conocernos mejor a nosotros mismos como pueblo y nos hará replantearnos nuestra propia historia. La reflexión sobre estas cuestiones, encaminará a los adolescentes hacia un trato diferente, considerado y comprensivo entre ellos mismos, sin discriminaciones culturales que los desvalorice ni exclusiones sociales que los margine. De esta manera se construirá una visión pluricultural de nuestra nación y se podrá pensar en una educación pluricultural efectiva basada en el respeto a la diversidad cultural (art 11, inciso d, de la ley N° 26.206 de educación nacional).
Poner la mirada sobre las culturas originarias, también nos lleva directamente a replantear la relación que tiene el Hombre con la Naturaleza, y esto, sin duda, motivará la reflexión sobre el trato que el ser humano tiene para con el medio natural en el cual vive y se desarrolla. Hará tomar conciencia sobre la importancia que representa la búsqueda de nuevas estrategias en la explotación de los recursos naturales del planeta para preservarlo y no para agotarlo hasta su destrucción, poniendo en peligro la existencia humana. Dejar esta semilla en los adolescentes garantizará una esperanza de vida para la humanidad en tiempos futuros.
Esta riqueza de contenidos que encierra el siku, es la razón que fundamenta su utilización como instrumento didáctico en las escuelas secundarias para la formación de los adolescentes.
El desarrollo del proyecto se realiza en etapas. La construcción se concreta en dos o tres clases de dos horas cada una. Luego continúa la etapa de ejecución, que dura el resto del año. Ambas etapas se enriquecen con investigaciones acerca del contexto cultural del siku. Cuando un grupo hubiere participado de este proyecto en el año próximo pasado, se busca, en lo posible, de unir sus nuevas producciones con las producciones de los estudiantes que participan del proyecto por primera vez en el presente año lectivo, de esta manera se conforma un único grupo representativo de la escuela a la que pertenecen.
Los materiales necesarios para la fabricación del siku son provistos por el profesor y costeados por cada estudiante. Las herramientas para cortar y lijar son también suministradas por el profesor.
El proyecto ha sido implementado en varias escuelas secundarias de la provincia de Buenos Aires desde el año 2008 hasta el presente: ESB 9 y ESB 49 de Don Torcuato, ESB 316 de Los Polvorines y ES 321 de Adolfo Sourdeaux y EES 8 (ex 20) Sargento Cabral de San Miguel. También ha llegado, como taller de una jornada junto con la visita de estudiantes participantes del proyecto, a otras escuelas secundarias de la zona: ESB 14 de San Miguel y ESB 330 de Tortuguitas.
En el presente año lectivo el proyecto se reedita para nuevos grupos de estudiantes y con nuevas experiencias.
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